2 Corintios 2.10-14
El
Señor nos habla de una manera que podamos entender, no nos habla con enigmas.
Ahora
bien, es posible que no siempre podamos entender lo que nos diga. Sin embargo,
debemos darnos cuenta de que esta dificultad no es porque el mensaje sea
confuso. Más bien, es porque algo en nuestra vida se interpone en el camino de
su verdad.
El
resentimiento puede impedirnos escuchar al Señor. El temor, la ansiedad, la
duda y la falta de oración también pueden crear una “estática” espiritual que
obstruye nuestros oídos. No obstante, la mayor distracción es nuestra propia
mente, es decir, nuestra tendencia humana a resolver las cosas por nuestros
medios. Esa actitud puede crear una barrera entre nuestros oídos y la voz del
Padre; sin embargo, es una barrera que debemos derribar.
Recuerde
que podemos escuchar al Señor gracias a que puso su Espíritu Santo en el
corazón de los que hemos depositado nuestra fe en Él. Los no creyentes no son
capaces de entender los asuntos de Dios porque solo tienen su mente humana para
interpretarlos. Pero nosotros, como cristianos, tenemos el Espíritu de Dios,
que obra para que la comunicación del Señor nos resulte clara.
¿Le
resulta difícil comprender el mensaje de Dios? Si aborda cada desafío con
determinación para comprender y dominar todos los aspectos de la situación, la
respuesta puede ser afirmativa. Vaya más despacio. Entréguele al Señor sus
pensamientos de ansiedad, y deje que la sabiduría del Señor llene su espíritu y
su mente.
Biblia en un año: Daniel 10-12
Fuente: Dr. Charles Stanley
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