Hageo 1
¿Qué
anhela en la vida? La respuesta no se encuentra en lo que usted piense que es su meta, sino
en lo que esté haciendo en
realidad. Por ejemplo, usted puede decir que el Señor Jesús tiene el primer
lugar en su vida, pero ¿está buscándolo de verdad por encima de todo, o se ha
desviado tras sus propios deseos?
Este
fue el caso de los judíos que regresaron a Israel después de estar en
cautiverio en Babilonia. Tenían la meta de reconstruir Jerusalén y el templo,
pero desviaron su atención a la construcción de sus propias casas, y siguieron
posponiendo el trabajo en la casa del Señor. Como resultado, Dios estaba
cuestionando sus esfuerzos.
El
Señor lo describió de esta manera: “Ustedes esperan mucho, pero cosechan poco;
lo que almacenan en su casa, yo lo disipo de un soplo” (Hag 1.9 NVI). La gente pensaba que podía anteponer
sus intereses económicos por encima de Dios y aun así prosperar.
Lo
mismo sucedía en los días de Malaquías. Cuando el pueblo dejó de traer sus
diezmos y sus ofrendas, Dios lo llamó robo. Los amonestó a “traer todo los
diezmos al alfolí” para poder abrir las ventanas de los cielos y derramar
bendiciones abundantes (Mal 3.10).
Este
principio se extiende hasta nosotros hoy, y abarca más que los asuntos de tipo
económico. El apóstol Pedro nos ha dado una lista de cualidades que Dios quiere
que busquemos con diligencia (2 P 1.5-11). Descuidarlas significa miopía
espiritual, mientras que quienes las practican no tropezarán.
Biblia en un año: Ezequiel 40-42
Fuente: Dr. Charles Stanley
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