Filipenses 2.4-11
El
nombre JESÚS provoca todo tipo de reacciones. Algunas personas
muestran indiferencia, otras odio, y muchas piensan en este en un sentido
profano. Pero para aquellos de nosotros que conocemos a Jesucristo como Señor y
Salvador, su nombre es más precioso que cualquier otro, y un día en el cielo
nos inclinaremos con gozo delante de Él.
En
tiempos bíblicos, los nombres se daban para representar la naturaleza de la
persona, y este es el caso de los que se usan para identificar a nuestro
Salvador:
SEÑOR SIGNIFICA “SU DEIDAD”. Jesucristo existía antes del tiempo
como el eterno Hijo de Dios, y su divinidad nunca quedó interrumpida, ni
siquiera cuando se humilló para hacerse hombre.
JESÚS MUESTRA SU HUMANIDAD Y SU MISIÓN. Este era un nombre
muy común entre los judíos, y por el cual nuestro Salvador era conocido como
hombre. Jesús significa “Jehová es salvación”, y eso es ni más ni menos lo que
vino a hacer: “a salvar a su pueblo de sus pecados” (Mt 1.21).
CRISTO SIGNIFICA “MESÍAS”. El Señor cumplió a la perfección
todas las profecías del Antiguo Testamento que hablaban de la primera venida
del Mesías, y las profecías mesiánicas restantes se cumplirán por completo
cuando regrese para reinar en la Tierra como Rey.
Cuando
Poncio Pilato se dirigió a los judíos, hizo una de las preguntas más cruciales
de la Biblia: “¿Qué haré de Jesús, llamado el Cristo?” (Mt 27.22). Todos debemos responder a esta misma
pregunta, y la manera en que lo hagamos determinará nuestro destino eterno.
Biblia en un año: Ezequiel 17-19
Fuente: Dr. Charles Stanley
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