Esdras 4.1-5
Los
enemigos de Israel fueron inteligentes en sus esfuerzos por bloquear la
reconstrucción del templo. Primero, se ofrecieron a ayudar. ¿Qué mejor manera
de hacer que las cosas salieran mal, que involucrándose en el trabajo? Cuando
su ayuda fue rechazada, se propusieron desalentar a los trabajadores. Los
adversarios incluso contrataron consejeros para obstaculizar el proyecto.
Pero Dios quería que su pueblo dejara de sentirse autosuficiente y realizara su
trabajo bajo la dependencia del Espíritu Santo. Les dio ánimo y protegió su
proyecto de construcción a pesar de la oposición que enfrentaban. A veces, esto
significa que eliminará el problema; otras veces, nos guiará a través del
mismo. En cualquier caso, debemos confiar en el Espíritu Santo. Si lo hacemos,
podremos:
- Amar con paciencia a nuestro cónyuge cuando haya
problemas en el hogar.
- Guiar con sabiduría a nuestros hijos en nuestra
cultura egocéntrica.
- Obedecer los principios bíblicos en cuanto a dar,
ahorrar y gastar en una sociedad materialista.
- Experimentar el contentamiento y la paz de Dios en
nuestras circunstancias actuales, ya sea que estemos solteros o casados,
empleados o desempleados, sanos o enfermos.
- Hacer la obra de Dios a su manera.
Ser
guiados por el Espíritu Santo definirá nuestra manera de trabajar. Aunque esa
mentalidad no le agrada a la carne, es la única manera de vivir como hijos de
Dios (Ga 5.16). Busque a creyentes que traten de practicar
la dependencia del Espíritu Santo y anímense unos a otros a no rendirse.
Biblia en un año: Jeremías 37-40
Fuente: Dr. Charles Stanley
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