Hace
muchos años, mientras hacía un recorrido fotográfico, el Padre celestial me
enseñó una valiosa lección en cuanto a seguir a un guía. Mi grupo había estado
caminando por un sendero durante tres o cuatro horas cuando sentí una ligera
sensación de temor. Tenía la sospecha de que estábamos viajando en la dirección
equivocada. Cuando le pregunté a nuestro guía al respecto, me aseguró que
estábamos yendo en la dirección correcta.
Bueno,
eso me calmó durante unos minutos, pero la persistente sensación de estar
desviados no desaparecía. Así que saqué mi brújula y descubrí que, en efecto,
íbamos en la dirección equivocada. Cuando le señalé esto a nuestro guía por
segunda vez, se detuvo. Después de examinar la brújula, el mapa y las
demarcaciones del camino, se dio cuenta de que nos habíamos desviado de la
ruta. Perdimos unas tres horas, y algunas hermosas oportunidades para tomar
fotografías, debido a que nuestro guía no estaba dirigiéndonos bien.
Esa
experiencia me enseñó lo vital que es poder confiar en la persona que nos guía.
Más allá de la ruta del senderismo, esto es válido para los negocios, la
iglesia, las familias o cualquier otra relación. Si nuestro guía no es
confiable, si no podemos poner nuestra plena confianza en esa persona,
terminaremos perdidos.
Así
que, permítame preguntarle: ¿Quién es su guía? ¿Está siguiendo a las
celebridades o a los reporteros de noticias? ¿Está confiando en los políticos o
en los líderes empresariales? Si ha puesto su fe absoluta en alguien o algo que
no sea su Padre celestial, ya se ha desviado del camino. Él es nuestro único
Guía de confianza. Búsquelo, y vuelva al camino hoy mismo.
Biblia en un año: Jeremías 41-45
Fuente: Dr. Charles Stanley
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