Hebreos 10.19-31
Gracia es una palabra que la Biblia usa a menudo en relación con la salvación. El término habla de la misericordiosa bondad de Dios, por la cual no solo hace volver las almas a Cristo, sino que también las guarda y las fortalece. En otras palabras, lleva a las personas a la fe salvadora, y luego las capacita para vivir con rectitud (Tit 2.11, 12).
Por desgracia, algunas personas tratan de usar la bondad divina como una excusa para cubrir sus pecados (Ro 6.1, 2). Pero si de verdad hemos experimentado la gracia salvadora de Dios, también debemos vivir en su gracia santificadora. Como nuevas creaciones en el Señor, ya no somos quienes éramos antes de llegar a la fe. Debemos apartarnos de los malos hábitos y nutrir nuevos deseos y ambiciones que se alineen con los del Espíritu Santo.
Luego hay algunos incrédulos que piensan que está bien vivir como les plazca por un tiempo, antes de arrepentirse del pecado y volverse a Cristo para su salvación. Pero es peligroso postergar la decisión. El momento de ser salvo es cuando se escucha el evangelio, se siente la convicción del Espíritu acerca del pecado, y se comprenden las consecuencias eternas que esperan a quienes rechazan el regalo del Salvador. Hacer oídos sordos es un insulto al Espíritu de gracia y “[pisotea] al Hijo de Dios” (He 10.29).
Una comprensión adecuada de la gracia incluye una advertencia contra estos tipos de resistencia. Pablo lo expresó de esta manera a los corintios: “Les suplicamos que no reciban ese maravilloso regalo de la bondad de Dios y luego no le den importancia” (2 Co 6.1 NTV). Luego, en el siguiente versículo, agrega: “De hecho, ‘el momento preciso’ es ahora. Hoy es el día de salvación”.
Biblia en un año: Jeremías 9-10
fuente: Dr. Charles Stanley
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