Con
toda seguridad, usted habrá escuchado el viejo cliché de que los hombres nunca
quieren detenerse a pedir direcciones. Es posible que esto sea más cierto de lo
que nos gustaría admitir, pero cuando se trata de pedir ayuda, no son solo los
hombres los culpables. Hay muchos hombres y mujeres que no quieren detenerse o
disminuir la velocidad para pedir orientación.
Si
usted mirara esto a través de lentes espirituales, vería un mundo de almas
perdidas y desesperadas tratando de salvarse a sí mismas. Piensan que, de alguna
manera, pueden ganar su camino al cielo a través de buenas obras y esfuerzo.
Dan por sentado que es posible lograr esto por su cuenta. Pero están
equivocadas
.
Al
leer Lucas 12.16-21 hoy, cuente el número de veces que el
“rico insensato”, como se le conoce, habla en primera persona (tanto con verbos
como con adjetivos posesivos). Esta parábola es una imagen del hombre que confía
en sí mismo y trata de fabricar su camino y asegurar su futuro sin la ayuda de
nadie, incluyendo a Dios.
El
Padre celestial no se anda con rodeos con este hombre. Al entrar en escena en
el versículo 20, Dios lo llama de inmediato ¡necio! No
deje de ver la severidad del Señor en esta condena. Al solo confiar en su
orgullo, este hombre no dejó nada al final de su vida, excepto una montaña de
cosecha.
El
mensaje para nosotros hoy es que, cuando nos lanzamos por nuestra cuenta e
iniciamos acciones sin pensar en Dios, nos comportamos como necios. El Señor
tiene un plan para nuestra vida y sabe dónde tendremos éxito y dónde fracasaremos.
Así que confiemos en que nos dirigirá.
Biblia en un año: Jeremías 46-48
Fuente: Dr. Charles Stanley
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