Dr. Chrles Stanley
Cómo andar en el favor de Dios – Parte 2

LECTURAS DE APOYO: Proverbios 3.5, 6
INTRODUCCIÓN
Una historia que fue escrita hace miles de años aún nos impacta en la actualidad, ya que las lecciones que aprendemos de la vida de Noé todavía son aplicables a nuestro diario vivir.
Lo que hace especial a Noé es que, en medio de una sociedad malvada y corrompida, solo él “halló gracia ante los ojos de Jehová” (Gn 6.8). Eso es lo que debemos desear y buscar para nuestra vida, para que podamos honrar y agradar al Señor.
DESARROLLO DEL SERMÓN
El favor del Señor es la aprobación, aceptación, apoyo, provisión, energía y gozo que nos ha dado.
Para contar con el favor de Dios cada día, debemos escucharlo y confiar en Él. Ambos aspectos son necesarios para que seamos salvos, pues es Dios quien nos indica nuestro pecado y lo mucho que necesitamos un Salvador. Luego debemos creer en Él, recibir el perdón de nuestros pecados por medio de Cristo y confiar en que es nuestro Señor y Salvador. Escuchar y confiar en el Señor son aspectos esenciales en la vida cristiana para que podamos seguir su dirección y andar en su voluntad.
Una buena manera de comprobar si confiamos en Dios es considerar nuestra vida de oración. ¿Venimos ante su presencia con nuestras necesidades y preocupaciones, y terminamos de orar con la confianza de que nos ha escuchado y de que nos responderá? En ocasiones nuestras oraciones parecen no tener vida por falta de fe en Aquel a quien oramos.
Proverbios 3.5, 6 nos enseña cómo podamos andar con Dios como lo hizo Noé. “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas”.
La sociedad de Noé
La sociedad en la que vivió Noé se caracterizó por su gran maldad. Era tan perversa que el Señor se lamentó y decidió destruir a la humanidad y a todos los animales de la Tierra (Gn 6.5-7). Pero había un hombre diferente a los demás: “Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé” (v.9).
Ese debe ser también nuestro deseo, que podamos llegar a ser justos, perfectos y que caminemos con Dios. Nada es mejor que eso. Esa forma de vida requiere que nuestra manera de hablar, conducta y carácter sean evidencia de que andamos con el Señor en rectitud. Y para que eso sea cierto, tenemos que ser diferentes a la sociedad en la que vivimos, tal y como lo hizo Noé.
La misión de Noé
Como Noé era un hombre justo, que escuchaba y confiaba en el Señor, Dios le ordenó construir un arca (v. 14). Ese no era un proyecto sencillo, pues el arca debía medir 137 metros de largo, 15 de ancho y tres pisos de alto. Nada se había construido con esas dimensiones hasta ese momento, así que Noé pudo haber tenido excusas para negarse, pero confió en el Señor e hizo tal y como le había ordenado.
En ocasiones, al obedecer al Señor, no logramos comprender lo que nos pide, ni sabemos cómo completaremos lo que nos ha encomendado. Nuestra naturaleza humana desea conocer todos los detalles antes de proseguir, pero nuestro Padre celestial desea que confiemos en Él y le obedezcamos. Si confiamos lo suficiente para dar el primer paso, podemos estar convencidos de que proveerá lo que necesitamos para dar el siguiente paso. Y si precisamos más dirección, podemos preguntarle en oración, con la confianza de que nos revelará lo que debemos saber.
El enfrentamiento de Noé con la sociedad
Aunque Noé enfrentó grandes obstáculos, escuchó las instrucciones de Dios, confió que le salvaría del inminente diluvio y comenzó a construir el arca. Como era justo y perfecto, ya sobresalía donde vivía; pero, al comenzar con esa obra, las personas a su alrededor creían que hacía algo ridículo. Sin embargo, en medio de las preguntas inevitables que hacían en relación al arca, Noé tuvo la oportunidad de advertirles de la destrucción que se avecinaba. Pero nadie le escuchó, ni creyó en sus palabras; y todos fueron destruidos por el diluvio.
Al igual que Noé, nosotros podemos enfrentar escepticismo y ser cuestionados al escuchar a Dios y obedecer sus instrucciones. Aunque otros no entiendan y quizás nos ridiculicen, debemos hablarles del Señor y contestar las preguntas que podamos. Nuestra responsabilidad es confiar y obedecer a Dios y dejar las consecuencias en sus manos.
La confianza de Noé en Dios
Aunque el mandato de Dios de construir un arca le parecía absurdo a sus vecinos, Noé confió en Dios y siguió sus instrucciones. A cada paso que dio tuvo que confiar en que Dios proporcionaría los materiales y la dirección para construir el arca. No tenía timón, pues el Señor conduciría esa embarcación. Tampoco contaba con velas, pues Dios la impulsaría. Ni tendrían necesidad de un compás, pues Él guiaría su curso. Le dio instrucciones precisas a Noé para que supiera lo que debía hacer.
La confianza también es esencial para caminar con el Señor. Sin ella seríamos como un automóvil sin ruedas, el cual no puede llegar a ningún lugar. Si Dios nos da una orden, también asume la responsabilidad de proveernos aquello que necesitamos para obedecerle. Pero si insistimos en recibir respuesta a cada una de nuestras preguntas antes de dar el primer paso, nunca avanzaremos. Al igual que Noé, podemos confiar en que el Señor proveerá todo lo que necesitamos para cumplir su voluntad. Ya sean recursos financieros o instrucciones específicas sobre lo que debemos hacer, solo debemos pedirle a Dios y esperar a que nos provea en su tiempo.
La clave de Noé para vivir
Su ejemplo nos da lo que podríamos llamar una fórmula básica para vivir: escuchar al Señor, confiar en Él, y luego obedecer. Esa es la fórmula que Dios nos da mientras vivimos en este mundo pecaminoso, la cual podemos aplicar a cada aspecto de la vida. Sin embargo, hay ocasiones en las que sentimos miedo de escuchar, confiar y obedecer al Señor, pues tememos que no nos entiendan o salgamos perdiendo de algún modo. Sin embargo, cada vez que seguimos las instrucciones de Dios ganamos, pues lo hemos obedecido.
Para vivir en santidad, debemos escuchar a Dios al leer su Palabra y confiar en sus enseñanzas. También debemos avanzar en obediencia, con la confianza de que tiene todo el conocimiento y el poder en cada situación. Nada se escapa de su dominio. Además, las bendiciones son resultado de la obediencia. Gracias a que Noé escuchó, confió y obedeció a Dios, su familia se salvó del diluvio y se inició una nueva civilización.
REFLEXIÓN
- ¿Qué obstáculos debilitan su confianza en Dios? ¿Será la opinión de los demás? ¿Tiene temor de que las cosas no salgan tal como lo desea?
- ¿Qué garantías personales encontramos en cuanto a los caminos de Dios en Isaías 55.8-11? ¿Qué beneficios de confiar en Él se mencionan en el Salmo 34.8-10?
Fuente: Dr. Charles Stanley
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