El
Señor tenía un gran llamado para Moisés: liberar a más de dos millones de
israelitas de la esclavitud egipcia. Y el futuro libertador parecía calificado
para la tarea. Como nieto adoptivo de Faraón, tuvo acceso a los privilegios, el
poder y la educación de la realeza.
Pero
Moisés también tenía un espíritu independiente que podía interponerse en el
camino de su obediencia al Señor. El plan de Dios requería un espíritu
quebrantado que lo obedeciera y se apoyara en su divino poder.
Un gran error —asesinar a un egipcio por haber golpeado a un esclavo hebreo fue
la oportunidad que tuvo Moisés para aprender esta lección (Ex 2.11, 12). Al darse cuenta de que hubo testigos
del asesinato, huyó al desierto para escapar de la ira de Faraón. Fue allí
donde Moisés tuvo que rendirse.
Al
igual que Moisés, todos nacemos con una tendencia al individualismo y la
terquedad, y queremos que las cosas se hagan a nuestra manera. Pero Dios nos da
oportunidades para traer cada aspecto de nuestra vida a Él en sumisión.
Aunque
a pocos se les dará una tarea de la magnitud de la de Moisés, el Padre
celestial tiene un llamado en mente para cada creyente. Sin importar si su plan
sea que criemos una familia piadosa, nos acerquemos a un vecino o manejemos un
negocio con integridad y consideración, quiere que lo hagamos en su poder. Para
prepararnos para este trabajo, a veces usa el quebrantamiento. Ese no sería nuestro
método preferido, pero Dios sabe que las dificultades son necesarias para que
cambiemos.
¿Desea
lograr lo que Dios ha planeado para usted? Pídale, con humildad, que traiga a
su vida cualquier quebrantamiento que Él considere necesario.
Biblia en un año: Lucas 4-5
Fuente: Dr. Charles Stanley
0 comentarios:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.