Ayer vimos el ancla como un símbolo de la Palabra inmutable de Dios. Sabemos
que los marineros usan este objeto para evitar que un barco se desplace a la
deriva, y también para protegerlo durante las tormentas. Entonces, ¿cómo nos
ayuda la Biblia en tiempos de tormenta?
La Palabra de Dios...
Nos consuela.
Nos dice que nuestro Padre celestial nos dará paz y descanso cuando tengamos
problemas. Muchos de los salmos fueron escritos a partir de las experiencias de
David al recibir de Dios consuelo y fortaleza durante las tormentas de su vida,
las cuales son un excelente recurso para comenzar.
Nos recuerda que Dios
es omnisciente, omnipresente y omnipotente. El Señor no solo
sabe cómo nos sentimos y por lo que estamos pasando, sino también está a
nuestro lado en medio de la tormenta. De hecho, tiene el poder para calmarla,
aunque con frecuencia utiliza su poder para ponernos a salvo.
Nos guía.
El Salmo
119.105 dice: “Lámpara es a
mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”. El salmista nos asegura que la
Biblia nos ilumina al caminar, permitiéndonos avanzar con seguridad, paso a
paso, en la dirección correcta.
Debemos recordar que no basta con que un barco tenga un ancla; para que
sirva, el ancla debe ser utilizada.
Del mismo modo, no es suficiente tener una Biblia y saber que está llena de
promesas. La Palabra de Dios puede ser útil en nuestra vida solo si la leemos,
estudiamos, creemos, aplicamos y obedecemos. Y entonces, el anclaje funcionará
siempre. Podemos ser sacudidos e incluso un poco golpeados a veces, ¡pero
aguantaremos la tormenta y seguiremos navegando!
Biblia en un año:
Isaías
15-18
Fuente: Dr. Charles Stanley
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