En el cristianismo light, la oración es una idea de último momento. La gente ora antes de los alimentos o hace alguna otra oración somera, pero no existe una desesperación ni un deleite por la presencia del Dios todopoderoso que apasione al alma y que abrace el trono. La versión moderna de la fe cristiana ofrece clichés sin poder y no podemos tener poder sin asir a Dios en oración. Eso es absolutamente esencial.
La oración light es como todos los demás productos light que encontramos en las repisas de las tiendas ahora. Sabe genial, porque no requiere mucho de nosotros; pero llena menos, no conecta nuestro corazón con el Rey del universo en una manera profunda y significativa. Sin una oración verdadera no podemos recibir el poder de ser el pueblo que Dios desea que seamos y hacer aquello que Él desea que hagamos. La oración light no es efectiva.
A dondequiera que Jesús iba, el poder de Dios hacía estallar las cosas. Los demonios salían corriendo a gritos, los cojos brincaban de gozo, los muertos se levantaban y se marchaban caminando, las tormentas se calmaban y los ciegos se convertían en guías turísticos. Pero a los religiosos rigurosos eso no les gustaba en absoluto. De hecho, se sentían tan amenazados por el poder de Jesús que lo mataron. El poder de Dios es soltado cuando la gente ora. Sin oración, no hay poder.
Muchas personas de la modernidad no oran porque confían en que los avances de la tecnología y la medicina resolverán sus problemas. La “revolución de la información” de hecho ha tenido saltos increíbles y los investigadores médicos han encontrado una gran variedad de medicamentos y tratamientos para casi todos los padecimientos. Si no tenemos cuidado, podemos cambiar nuestra dependencia de Dios a nuestros teléfonos inteligentes, conexiones a la Internet y compañías farmacéuticas en lugar de confiar en Dios. No es una cosa o la otra. Confiar en Dios no significa que no utilicemos nuestras comodidades ni la tecnología. Significa que vemos cada avance como de la mano de Dios, pero nunca permitimos que esas cosas reemplacen nuestra firme dependencia en Dios, quien perdona, sana y dirige. Ninguna tecnología, medicamento, ni tratamiento puede reemplazar a Dios.
En muchas iglesias, la oración parece ser la idea de último momento. Ciertamente no es importante para el corazón, el mensaje ni la práctica de muchas iglesias de la actualidad. Resulta esclarecedor considerar la siguiente pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que la oración se ha destacado en los videos, los anuncios y los boletines de su iglesia? En la actualidad, muchas iglesias se enfocan en alabar a Dios, pero casi no hay una oración genuina. La oración real desde luego incluye alabanza, pero es más que alabanza. la oración y la alabanza no deben competir mutuamente. Necesitamos ambas. La alabanza nos recuerda la grandeza y la gracia de Dios, por lo que nuestras peticiones reciben energía, pasión y enfoque.
En la actualidad, mucha gente elige iglesias con un criterio en mente; están buscando un pastor que les diga lo que desean escuchar. Desean mensajes agradables acerca del amor de Dios y promesas acerca de las bendiciones de Dios. Les gustaría ser entretenidos por música grandiosa e historias inspiradoras, pero seguramente no desean invertir tiempo y pasión en oración.
En nuestra vida tenemos montañas que obstruyen nuestros sueños, nuestros propósitos, nuestro matrimonio, el futuro de nuestros hijos y nuestra salud. Ahora, asistir a la iglesia no mueve montañas. Entonar canciones de alabanza no las mueve. Dar dinero no arrasa con ellas. Y desde luego que la preocupación no reduce su tamaño. Podemos estar involucrados en todo tipo de actividades en la iglesia, pero continuar teniendo montañas que no se moverán más que con oración y ayuno. Solamente la fe expresada en la oración apasionada y creyente, y en un ayuno dedicado puede mover las montañas aparentemente insuperables de nuestra vida.
Si la oración es tan importante, tan poderosa y tan inspiradora, ¿por qué no oramos más de lo que acostumbramos? Necesitamos comprender algunas de las motivaciones importantes para orar.
- La oración despeja las preocupaciones del corazón: ¿Tiene problemas, angustias o preocupaciones? Desde luego, todos tenemos. No olvide echar sus cargas sobre los anchos hombros de Dios. Él puede soportarlas.
- La oración sabe que la respuesta está más allá de nuestra capacidad: La oración me muestra cuán pequeño y necesitado estoy en realidad. Es humillante, pero también me recuerda que estoy conectado con la mayor fuente de poder que el mundo haya conocido jamás.
- Las decisiones y las instrucciones vienen de la oración. Si Jesucristo sintió la necesidad de pedir claridad y dirección cuando oró en el huerto, ¿Cuánto más nosotros necesitamos buscar la dirección de Dios?
- La oración edifica una verdadera relación con Dios. Necesitamos recordar que la oración es un dialogo con Dios. Nosotros le suplicamos, pero sin exigencias. Disfrutamos alabándolo son condiciones. Le decimos todo lo que hay en nuestro corazón, pero también nos tomamos el tiempo de escuchar, para que su Espíritu nos recuerde la verdad de su Palabra y susurre a nuestro corazón.
- La oración nos cambia. La oración nos da una imagen exacta de nuestro problema y de nuestro Dios. Necesitamos postrarnos a los pies de Dios, mirar su hermosura, su gracia y su grandeza, y confiar en que Él hará lo que solamente Él puede hacer.
Dios no es nuestro mayordomo, nuestro mesero ni nuestra hada madrina. Él es el gran Rey de reyes. Él habló y las galaxias surgieron en el espacio. Y todos somos sus queridos hijos e hijas adoptivos. Venimos ante el trono con confianza y audacia, porque confiamos en su asombroso amor y poder.
Tomado del libro “Cristianismo Light”; escrito por Glen Berteau; publicado por Casa Creación
Fuente: https://libreriamaranathablog.wordpress.com/2013/10/14/son-cristianos-pero-no-oran/
Fuente: https://libreriamaranathablog.wordpress.com/2013/10/14/son-cristianos-pero-no-oran/
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