El contentamiento es algo que todos deseamos, pero rara vez lo tenemos. Si
nos llega, por lo general parece de corta duración. Y a menudo pensamos que la
satisfacción es posible solo si todas nuestras circunstancias son cómodas y no
hay conflictos o malentendidos.
El apóstol Pablo demuestra que las condiciones perfectas no son fuente de
contentamiento. Escribió su carta a los filipenses mientras estaba en una
prisión romana. El contentamiento fue algo que tuvo que aprender a través de
dificultades y sufrimiento. Pablo confiaba en verdades espirituales que le
permitían enfrentar sus dificultades sin quejas, ansiedad o temor.
En cada prueba, tenemos la opción de analizar la situación desde nuestro
punto de vista o el de Dios. Dependiendo de nuestro enfoque, actuaremos de
manera emocional o según la Palabra de Dios y sus promesas. La turbulencia
interna y la agitación externa se producen cuando nos enfocamos en sentimientos
y no en principios espirituales. Pero cuando tenemos por costumbre ver cada
asunto desde la perspectiva de Dios, entonces la irritación, la ira y la culpa
serán sustituidas por serenidad interna y confianza.
¿Es posible enfrentar pruebas y sentir la paz de Dios? Según Pablo, la
respuesta es sí. Podemos tener contentamiento en todas las circunstancias
gracias a la fortaleza que Cristo nos da (Filipenses
4.13). Esta no es una
reacción natural sino sobrenatural, que solo Dios puede producir en la vida de
sus hijos. Si permitimos que las verdades divinas interpreten nuestras pruebas,
y confiamos en la capacitación del Espíritu Santo para tener fe, nuestro
corazón encontrará descanso sin importar lo que suceda a nuestro alrededor.
Biblia en un año:
2
Reyes 13-15
Fuente: Dr. Charles Stanley
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