• JUAN 3:16

    16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna...

  • SALMOS 5:11

    11 Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; En ti se regocijen los que aman tu nombre....

  • ROMANOS 14:17

    17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo....

31 mar 2018

Posted by Refrigerio Bíblico | 08:34 | No comments

Un sacrificio vivo
Romanos 11.33–12.2

En la epístola de Romanos, Pablo se ocupa de una serie de verdades, desde nuestra condición pecaminosa, que merece la ira de Dios, hasta la demostración de su misericordia en el evangelio de Jesucristo. El capítulo 11 termina con un crescendo de alabanza que debe impulsarnos a ofrecernos a Dios como sacrificios vivos.

Pero, ¿cómo podemos hacerlo? En Romanos 12.2, el apóstol explica una mentalidad a evitar y un objetivo a buscar.

No os conforméis a este siglo. Esta no es una orden para que nos retiremos a las montañas para vivir incomunicados. En vez de eso, debemos dejar de lado nuestra pasada manera de vivir, porque está corrompida por nuestros deseos pecaminosos (Ef 4.22). Pablo llama a esto “el viejo yo”, y es a lo que Juan se refirió como “los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida” (1 Jn 2.16). Hasta que nos ocupemos de estas cosas, nos encontraremos todo el tiempo lejos del altar y siguiendo nuestros propios deseos.

Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento. El cambio que permanece no se produce por la fuerza de voluntad, ni por las emociones sublimes. Para un cambio duradero, debemos renovar nuestra mente con las verdades de Dios reveladas en su Palabra. Pablo se refiere a esta renovación con las palabras “vestíos del nuevo hombre”, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Ef 4.23, 24).

Ser un sacrificio vivo requiere el obediente sometimiento a la voluntad de Dios. Mientras estemos en nuestro cuerpo terrenal, siempre habrá una batalla con el pecado y el yo. Pero, al permitir que la Palabra de Dios renueve nuestra mente, lo alabaremos tal como es su voluntad.

Biblia en un año: 1 Samuel 22-24
Fuente: Dr. Charles Stanley

30 mar 2018

Posted by Refrigerio Bíblico | 06:11 | No comments


El mensaje de la sangre de Cristo

PASAJE CLAVE: 1 Pedro 1.17-21
INTRODUCCIÓN
El tema de la sangre de Cristo, aunque es algo que afecta la manera de vivir y de morir de todos, no es algo de lo que escuchamos hablar muy seguido.
Aunque algunos traten de evitar este tema, y varias denominaciones hayan dejado de mencionar la palabra “sangre” en sus alabanzas, la sangre de Cristo todavía es necesaria para que podamos ser salvos. El que la apliquemos o no a nuestra vida determinará nuestro destino eterno.
DESARROLLO DEL SERMÓN
En 1 Pedro 1.18, 19 encontramos la base principal del evangelio, pues nos dice: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”.
La gravedad del pecado
Antes de que podamos apreciar la grandeza de nuestra redención, debemos comprender la gravedad de nuestro pecado. Si pertenecemos a Cristo, pero pecamos en repetidas ocasiones contra Dios, podemos esperar su corrección. Sin embargo, si aún no somos salvos, enfrentamos su juicio. Como Dios aborrece el pecado, no podemos tomarlo a la ligera ni justificarlo. El pecado puede venir en diferentes formas, pero siempre debe ser visto como un acto de desobediencia que nos separa de Dios y ocasiona toda clase de consecuencias dolorosas.
La naturaleza del pecado
  • Engaña. Si seguimos pecando mientras decimos que Dios nos ama y nos comprende, entonces hemos sido engañados, al pensar que no sufriremos las consecuencias.
  • Decepciona. El pecado siempre promete darnos satisfacción, pero solo trae placer momentáneo. Al final siempre nos decepciona.
  • Inhabilita. Quienes pecan pierden oportunidades, e incluso, su salud y sus amistades. Asimismo, el cristiano que vive en pecado nunca podrá llegar a ser la persona que Dios dispuso que fuera.
  • Es depresor. Si una persona vive pecando constantemente, puede llegar a sufrir de depresión. Ni tomar medicamentos, ni asistir a la iglesia podrán ayudar cuando la depresión es producto del pecado. Aunque se trate de ocultar la tristeza, seguirá minando la vida y la vitalidad de quien se niegue a dejar el pecado.
  • Es demoniaco. El diablo hará todo lo que esté a su alcance para atraparnos en el pecado. Es destructivo. Aunque el pecado toma muchas sendas, al final conduce a la destrucción de personas, familias, matrimonios, niños, trabajos y futuro.
  • Trae muerte. En ocasiones es una muerte gradual, o puede que llegue inmediatamente; pero la Biblia nos dice que los que pecan morirán (Ez 18.4Ro 6.23).
¿En qué consiste el poder salvador que trae perdón de nuestros pecados?
Cuando Adán y Eva cometieron el primer pecado, el Señor cubrió sus cuerpos con la piel de un animal (Gn 3.21). De esa manera demostró que la muerte de un animal y el derramamiento de su sangre era el precio necesario para expiar el pecado que habían cometido. Luego, en el libro de Levítico, Dios enseña a los israelitas que la sangre es la que da vida al cuerpo, y que debían derramar esa sangre en el altar como expiación por sus pecados (Lv 17.11). Sin ella no había perdón.
Los miles de sacrificios que se ofrecieron a lo largo de la historia del pueblo judío apuntaron a un sacrificio final, al del Cordero de Dios, Jesucristo, cuya sangre sería derramada por el perdón de todos los pecados. Cristo vino a este mundo a morir. Y, mientras celebraba la Última Cena con sus discípulos, les anunció que su sangre sería derramada para traer salvación. Hasta este día, nos reunimos para celebrar la Cena del Señor y recordar su sangre derramada por nosotros.
Hay cuatro palabras que describen el lugar que tenía la sangre de Cristo en el plan de salvación de Dios.
  • Redención. Fuimos redimidos con la preciosa sangre de Jesucristo, el Cordero de Dios sin mancha y sin contaminación (1 P 1.18, 19). Redimir significa comprar algo de vuelta. Hemos sido vendidos en esclavitud al pecado como consecuencia de la caída de Adán y Eva; pero Cristo nos compró por medio de su sangre.
  • Reconciliación. Fue del agrado del Padre reconciliarnos por medio de la sangre que Cristo derramó en la cruz, para presentarnos ante su presencia santos, sin mancha e irreprensibles (Col 1.22). Reconciliar significa unir a dos personas que antes eran enemigos. En nuestro caso, fue el pecado el que nos separó de Dios. Sin embargo, al confiar en Cristo como nuestro Salvador, y en su sacrificio, recibimos la oportunidad de tener una relación personal con nuestro Padre celestial.
  • Justificación. “Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Ro 5.8, 9). Justificar significa declarar inocencia. Y, la única manera en la que Dios lo hace es por medio de la sangre de Cristo, derramada sobre los que creen en Él. Quienes rechazan a Jesucristo siguen siendo culpables de sus pecados.
  • Santificación. Cristo santifica a las personas por medio de su sangre (Heb 13.12). Santificar significa apartar para Dios. Al creer en Jesucristo para salvación, somos inmediatamente santificados. Sin embargo, aunque eso sucede en un momento de nuestra vida, también debe ser visto como un proceso, en el cual el Señor continúa apartándonos para Sí, mientras nos transforma conforme a la imagen de su Hijo.
La sangre de Cristo nos limpia cada día del pecado.
Aunque ya hemos sido redimidos, reconciliados, justificados y santificados por medio de la sangre de Cristo, todavía el pecado mora en nosotros, debido a nuestra naturaleza pecaminosa. Aunque esta ya no tiene el poder para dominarnos, hay ocasiones en las que caemos en desobediencia y necesitamos ser purificados. Eso forma parte de nuestra santificación diaria.
De acuerdo a 1 Juan 1.7: “la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Esa expresión implica un proceso continúo de limpieza, el cual es parte de nuestra santificación. También contamos con la promesa que el Señor nos da en el versículo 9, en donde dice: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Esta promesa no es una invitación a pecar a nuestro antojo, pensando que solo debemos confesar nuestras desobediencias ante Dios antes de ir a dormir. Hacer eso significaría no tomar en serio el pecado ni el precio que Jesucristo pagó con su sacrificio.
REFLEXIÓN
  • ¿Ha tomado en serio su pecado y ha reconocido lo que realmente implica? ¿Qué excusas ha usado en el pasado para minimizar su desobediencia?
  • ¿Puede afirmar que ha confiado en la sangre de Cristo para recibir el perdón de sus pecados? De no ser así, ¿en quién o en qué espera depender cuando llegue ante la presencia de Dios para ser juzgado?
Fuente: Dr. Charles Stanley

28 mar 2018

Posted by Refrigerio Bíblico | 18:49 | No comments

El seguir a Cristo

PASAJE CLAVE: Mateo 4.18-20
INTRODUCCIÓN
¿Es usted un seguidor de Cristo? Al hacer esa pregunta, la gente suele dar una amplia variedad de respuestas.
Puede que piensen que es sinónimo de creer en Dios, asistir al templo, participar de la Santa Cena, ofrendar para buenas causas, orar en momentos de necesidad, comportarse bien o ser religioso. Pero ninguna de esas opciones responde a la pregunta, ni tampoco demuestra que alguien sea seguidor de Cristo. Participar de ciertas actividades religiosas no implica seguir al Señor. Aunque tales actividades las practican los cristianos, no todos los que participan en ellas son creyentes en Cristo. Para determinar si alguien sigue de verdad al Señor, debemos valernos de los preceptos bíblicos.
DESARROLLO DEL SERMÓN
Mientras el Señor Jesús caminaba a la orilla del mar de Galilea llamó a Simón Pedro y a Andrés para que dejarán su ocupación como pescadores y lo siguieran (Mt 4.18, 19). La respuesta que dieron expresa lo que significa seguir expresa lo que significa seguir a Cristo: “Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron” (v. 20). Se trataba de un compromiso que hicieron para toda la vida y no solo una acción religiosa.
¿Qué caracteriza a un seguidor de Jesucristo?
Para que podamos evaluar si en realidad somos seguidores de Cristo, debemos entender cuáles son las verdaderas experiencias de un genuino seguidor.
  • Nacer de nuevo. “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Jn 3.3). Ese es el primer paso que debemos dar para seguir a Cristo. Tenemos que confesar y arrepentirnos de nuestros pecados, recibir el perdón de Dios por fe, rendir nuestra vida a Cristo como Señor y Salvador, y comenzar a caminar en sus sendas. Ser cristiano es mucho más que tratar de ser mejores, es una vida completamente nueva en el Espíritu.
  • Orar. “En aquellos días Él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios” (Lc 6.12). Si seguimos a Cristo, le dedicaremos tiempo a la oración, así como Él lo hizo. De hecho, será un aspecto importante de nuestra vida y no un clamor ocasional. Para que la oración sea una prioridad para nosotros, tenemos que pasar tiempo a solas con Dios cada día. Comenzar y terminar cada día en oración es una buena manera de asegurarnos de que seguimos las pisadas de Cristo.
  • Escucharlo. “Mientras Él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: ‘Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a Él oíd’” (Mt 17.5). A menudo comenzamos la mañana pensando en lo que debemos hacer durante el día. Aunque cumplir con nuestras responsabilidades es vital, más importante es dedicar tiempo para hablar con nuestro Padre celestial, pedirle que nos guíe, proteja y capacite para obedecerle y ser sensibles a las necesidades de aquellos que aún no le conocen. Como el soberano Señor y Maestro de nuestra vida y del universo, Dios nos pide que seamos sumisos y obedientes a su voluntad. Por eso debemos dedicar tiempo para escucharlo, mientras oramos y leemos su Palabra.
  • Creer en Él. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en Él cree, no se pierda, más tenga vida (Jn 3.16). Así como confiamos en Jesucristo para salvación, también debemos vivir por fe al seguirlo. Si no le creemos, viviremos de manera egocéntrica sin hacer su voluntad, ni andar en suscaminos. Sin embargo, como verdaderos seguidores de Jesucristo le entregaremos nuestras dificultades, dolores,tentaciones y necesidades, con plena confianza en que nos capacitará para hacer lo que nos pida.
  • Obedecerlo. “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8.12). Seguir a Cristo requiere obediencia y cuando deseamos hacerlo de verdad, reconocemos cuán insensato es seguir nuestro propio camino. El pecado siempre produce pérdida y muerte (Ro 6.23). Si nos negamos tercamente a desobedecer a Dios, enviará tantos problemas como sea necesario para disciplinarnos. Siempre es bueno obedecerlo, pues el Señor es la fuente de toda bendición.
  • Amarlo. “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Mr 12.30). No podemos seguir a Cristo con un corazón dividido, mitad con el mundo y mitad con Dios. Tenemos que amarlo con todo nuestro ser. Por tanto, no podemos afirmar que amamos a Dios y, al mismo tiempo, permitir que imágenes, palabras y pensamientos impuros permanezcan en nuestra mente. El amor sincero por Cristo repercute en lo que pensamos, hacemos y vemos.
  • Compartirlo con otros. “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones” (Mt 28.19). Esta es una orden de Cristo. Si en verdad deseamos seguirlo, compartiremos la verdad de la Palabra de Dios con los demás, sin importar si les agradamos o no. En un mundo de odio, amargura, rencor y muerte, los seguidores de Jesucristo arriesgan su vida para compartir el mensaje del evangelio. Sin duda, cada uno de nosotros puede decir algo que capte el interés de aquellos que aún no siguen a Cristo.
  • Servirle. “Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará” (Jn 12.26). Jesucristo vino a servir, y como sus seguidores, eso es lo que debemos hacer también. Todos tenemos la capacidad para servir a Cristo de alguna manera, por medio del servicio a los demás. Podemos servir de muchas maneras: ayudando, cuidando, animando, consolando, dando, enseñando, o compartiendo la Palabra de Dios.
  • Sufrir por Él. “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en Él, sino también que padezcáis por Él” (Flp 1.29). Si seguimos a Cristo, podemos estar seguros de que sufriremos de alguna manera. Puede que seamos rechazados, que suframos pérdidas materiales, o incluso que otros se alejen de nosotros, pues los hacemos sentir incómodos ya que no imitamos a los queaman al mundo. Sin embargo, esto no debe impedirnos seguir a Cristo y compartir su evangelio.
Aunque pudiéramos sentirnos atraídos a escoger cuál de esas características imitar, todas son esenciales para andar con Cristo y deben convertirse en un aspecto vital de nuestra vida a medida que caminamos con Él.

REFLEXIÓN
  • ¿Puede en verdad afirmar que sigue al Señor Jesús? ¿Por qué sí, o por qué no?
  • ¿Cuál de esas características es la que le resulta más difícil de aceptar y poner en práctica? ¿Está dispuesto a pedirle a Dios que obre en su vida de tal manera que pueda comprometerse plenamente a seguir a Jesucristo?
Fuente: Dr. Charles Stanley
Posted by Refrigerio Bíblico | 05:34 | No comments

SETIM
Semiario teológico misionero internacional
Admisión 150 pesos mexicanos. Cada clase dura 8 semanas (dos meses) el material tiene costo de 200 pesos y el seminario es gratis.

Las clases las impartiran:

  • Profesor: Rev. Abraham Parada. (Maestría en estudios teológicos/presidente de SETIM).
  • Profesor: Rev. Felix Muñoz. (Doctorado en estudios teológicos / Maestria en Consejería pastoral).
¿Como funciona?
  1. Se equipará con material y clases personalizadas a los participantes.
  2. Se le dejará el material a la persona encargada la cual el pastor eliga como responsable de seguir impartiendo los cursos.(esto solo aplica a congregaciones que deseen participar con un mínimo de 5 estudiantes).
  3. El propósito es educar y equipar a los creyentes para la obra de la gran comisión. (Todo estudiante)
  4. El curso es Gratuito, solo se pagará la impresión de los libros, lo que se genere es para sostener a los misioneros que hay en la sierra con los nativos Tarahumara y en Sionaloa, son 3 familias las cuales están de lleno en las montañas y lo que se recaude es para apoyarlos a los y las necesidades de la región, esperamos enviar más misioneros a la obra.
(Plataforma electrónica...Pronto se dará en linea.)
___________________________________________________

Para mayor informacion favor de comunicarse :
___________________________________________________

  • Precios para los Estados Unidos

          Admisión: $150.00 dólares

            Libros: $40.00 dólares 
           (Cada dos meses/cada clase dura 8 semanas)

Bookmark Us

Delicious Digg Facebook Favorites More Stumbleupon Twitter