• JUAN 3:16

    16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna...

  • SALMOS 5:11

    11 Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; En ti se regocijen los que aman tu nombre....

  • ROMANOS 14:17

    17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo....

23 feb 2015

Posted by Refrigerio Bíblico | 6:05 a.m. | No comments
Subastan carta de Einstein a físico italiano en la que declara que Dios creó el mundo

Carta escrita por el físico Albert Einstein al colega italiano Giovanni Giorgi, cuando enseñaba en Roma en la de la Universidad Sapienza. Carta se subastó el 15 de febrero en los Estados Unidos.

La casa de subastas RR Auctions esperaba recibir al menos 55.000 dólares por la misiva, pero un comprador anónimo en línea la adquirió por 75 mil dólares.

En la carta, escrita el 12 de julio de 1925, Einstein señala que “Dios creó el mundo con mucha elegancia e inteligencia”, después de referirse a algunos experimentos, concluye: “No tengo dudas sobre la validez de la teoría de la relatividad”.

En esa época, Giorgi fue conocido internacionalmente y en Italia como una autoridad en el electromagnetismo. El mensaje corto está escrito en el reverso de una postal firmada por “Suo Einsntein” en italiano “Su Einsntein”.

Einstein tenía una estrecha relación con Italia, donde se encontraba con su familia cuando tenía entre 15 y 16 años por muchos meses por lo que él hablaba y escribía con fluidez en el idioma local.

La carta pertenecía a un coleccionista de Francia, que obtuvo el manuscrito de una recolección de artículos científicos italianos.

Fuente: www.apostasiaaldia.org
Posted by Refrigerio Bíblico | 4:55 a.m. | No comments
EL MISTERIO DE LA 4ta BESTIA DANIEL 14
Dr. Armando Alducin

Fuente: www.youtube.com

Posted by Refrigerio Bíblico | 4:24 a.m. | No comments

Eliminemos los estorbos
Dr. Charles Stanley




Fuente: www.encontacto.org



Posted by Refrigerio Bíblico | 3:58 a.m. | No comments

Victoria en las pruebas

Obviamente, no disfrutamos los momentos de prueba o conflicto. A pesar de la seguridad que tenemos de que Dios siempre estará a nuestro lado (He 13.5), sigue siendo natural temer y quejarnos cuando llegan los problemas.
Sin embargo, en las dificultades olvidamos muchas veces las palabras de Cristo en Juan 16.33. Las sabemos, y sin duda se refieren a la primera parte de su enseñanza: “En el mundo tendréis aflicción”. Todos hemos enfrentado suficientes problemas como para saber que no es posible evitarlos por completo. Pero Jesucristo va más allá al afirmar que nuestra fe en Él llevará, en realidad, a todavía más ataques y críticas (15.18-20). En realidad, para un creyente consagrado es imposible vivir sin problemas en un mundo que es hostil a Dios.

Pero lo que tendemos a olvidar de la declaración de Jesús es la segunda parte del versículo. Después de darnos la “mala” noticia de que tendríamos tribulaciones en nuestra vida, brinda palabras de esperanza: “Pero confiad, yo he vencido al mundo”. Note que Él no dijo: “Yo venceré”, sino “Yo he vencido”. En Cristo, la victoria ya ha sido ganada. Él tiene la victoria sobre todas las cosas. Hasta la amenaza más grande del mundo, la muerte misma, ya ha sido vencida por Jesucristo.
Ciertamente, la vida no es fácil. Pero tenemos un Dios de amor que no solo entiende nuestro sufrimiento, sino que también decidió experimentarlo personalmente. Porque lo hizo, ahora podemos estar seguros de nuestra participación en la victoria final sobre cada prueba de la vida.
Fuente: www.encontacto.org


20 feb 2015

Posted by Refrigerio Bíblico | 3:57 a.m. | No comments

Una confianza centrada en Cristo


Tener plena confianza en el Señor trae muchas bendiciones, entre ellas crecimiento espiritual, realización personal, paz e influencia.
Cuando nuestra dependencia de Dios sea firme, responderemos a las dificultades buscando su dirección y su fortaleza. A la vez, experimentaremos la presencia, la ayuda y el poder del Espíritu Santo —y, como resultado, crecimiento espiritual. Seremos capaces de hacer cosas mucho más grandes de lo imaginable si nuestra seguridad viene del Señor. Puede ser que demostremos una fortaleza muy grande cuando todos los demás estén turbados; es posible que recibamos una posición de liderazgo más allá de nuestras capacidades aparentes; o puede ser que encontremos placer y tengamos éxito haciendo una tarea poco familiar.

Si mezclamos la confianza en Dios con la confianza en nosotros mismos, nuestra actitud de calma se debilitará. Pero cuando nuestra seguridad descanse en Él, y mostremos convicción en cuanto a sus promesas, sentiremos paz, y quienes nos rodean notarán que Dios ha inspirado nuestra confianza. Al ver ellos que tenemos éxito de maneras insospechadas, que crecemos espiritualmente y que demostramos paz interior, desearán tener lo que tenemos.
Desarrollamos confianza en Dios al meditar en su Palabra; al conocerle más por medio del Señor Jesús; al confesar cualquier pecado que haya en nuestra vida; y al no seguir el consejo del mundo.
¿Qué revelan sus acciones: confianza en Cristo o en usted? ¿Qué pasos dará para aumentar su fe en Él?

Fuente: www.encontacto.org



16 feb 2015

Posted by Refrigerio Bíblico | 4:06 a.m. | No comments

Sobre el fundamento del amor

Las grandes relaciones no surgen por casualidad. Requieren de materiales de calidad y de una cuidadosa destreza.
por Charles F. Stanley
Tengo la bendición de tener un amigo que siempre aparece cuando lo necesito. Si estoy luchando con una decisión, él invariablemente me llama o viene a verme. Este hombre me alienta cuando estoy decaído, me ofrece otra perspectiva sobre mi situación, y me anima a confiar en el Señor. Estoy muy agradecido de que Dios haya permitido que nos conociéramos. Pero al pensar en nuestra amistad, me doy cuenta de que no ocurrió por accidente. Requirió que invirtiéramos mutuamente en la vida del otro.
¿No le parece que los amigos son un tesoro que vale la pena encontrar? A veces, no nos damos cuenta cuán valiosos son, hasta que pasamos por un período en el que no tenemos ninguno. Dios nos creó para que disfrutemos de relaciones estrechas; cuando nos faltan, nuestras vidas se sienten vacías. Si usted tiene una persona amiga, dé gracias a Dios por ella y nunca deje de apreciarla. Por otra parte, si anhela tener una, me gustaría animarle a pedírsela al Señor. Y una vez que llegue a su vida, esté dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para fortalecer la amistad.



Los materiales de la amistad
Una amistad es como un proyecto de construcción; debe realizarse con los materiales adecuados, y debe prestársele especial atención a los detalles para que dure. El consejo de Proverbios 24.3, 4 se aplica a las relaciones, y también a la arquitectura: “Con sabiduría se edificará la casa, y con prudencia se afirmará; y con ciencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y agradable”. Al igual que las casas en las que vivimos, cada amistad es única; sin embargo, hay cinco componentes comunes en todas.
Tiempo
Aunque puede haber algunas personas con las que sintamos una conexión inmediata, la única manera de llegar a conocer realmente a alguien es pasando tiempo con él. Para ello, es posible que tengamos que sacrificar algunas actividades, y al mismo tiempo, hacer un esfuerzo especial por llegar a conocer a un grupo reducido de personas de manera más personal, en lugar de tener muchos conocidos.
Transparencia
Para cultivar una relación estrecha con otra persona, debemos ser abiertos y sinceros. Sin esa vulnerabilidad, la relación no crecerá. Aunque el comienzo de una amistad se caracteriza, generalmente, por conversaciones sobre intereses comunes, a medida que esto avanza la interacción debe volverse más personal. En vez de tratar de parecer fuertes y confiados todo el tiempo, los amigos auténticos revelan sus debilidades y sus luchas. Se buscan el uno al otro, no simplemente para recibir un consejo, ayuda o estímulo, sino también para compartir las alegrías y las tristezas.
Ha habido momentos en los que solamente necesitaba aligerar mi carga hablando con un amigo. Aunque mi situación no cambió, mi perspectiva sí. Ese amigo me ayudó a levantar la mirada al recordarme los propósitos, las promesas y los caminos de Dios.


Sobre el fundamento del amor
Consideración
Construir una amistad duradera requiere una actitud altruista. Esto significa enfocarnos, no en lo que podamos conseguir de la relación, sino en lo que podamos dar. Por ejemplo, cuando se reúnan para almorzar, usted pudiera sugerir comida mexicana porque a su amigo le encanta, a pesar de que usted preferiría comida china. La consideración puede expresarse de muchas maneras —con un abrazo, una nota de agradecimiento, una llamada telefónica, un pequeño regalo, o incluso un mensaje de texto. Y, créame, un poco de consideración realmente ayuda mucho.
A veces surgen situaciones en las que, realmente, debemos dejar de lado nuestros deseos e intereses personales. Por ejemplo, ¿cómo reaccionaría usted si su amigo le dice entusiasmado que recibió un ascenso en su trabajo, cuando usted no ha recibido ninguno en doce años? ¿Cree que usted podría alegrarse por su éxito, en vez de reaccionar con envidia o autocompasión? Con nuestras propias fuerzas, esto puede parecer imposible, pero cuando andamos en el Espíritu, Él nos da un corazón generoso capaz de poner los intereses de los demás antes que los nuestros (Fil 2.1-4).
Tolerancia
Puesto que no hay personas perfectas, tampoco hay amistades perfectas. Es por eso que debemos estar dispuestos a pasar por alto los defectos, las debilidades y los hábitos que no nos gustan de los demás. En vez de ponernos impacientes, o enojarnos y decir cosas que más tarde lamentaremos, debemos detenernos para pensar en qué tan valiosa es la relación. Por ejemplo, tengo un amigo al que le gusta contar las mismas historias una y otra vez. Porque lo amo y aprecio, lo escucho con atención cada vez que las cuenta, en lugar de sentirme frustrado. Recuerde que nada arruina a una amistad más rápidamente que una actitud crítica, “pero el amor cubrirá todas las transgresiones” (Pr 10.12). Los amigos no siempre estarán a la altura de nuestras expectativas. Pueden tener una mala actitud de vez en cuando, o decir algo que no nos gusta, pero eso no es razón para renunciar a ellos.


Confianza
Otro elemento importante en las relaciones es la confianza. Los amigos necesitan saber que somos sinceros, leales y fieles —que pueden contar con nuestra solidaridad, y que no diremos nada negativo de ellos a sus espaldas. La confianza se construye cuando se nos dice algo confidencialmente, y no lo divulgamos. Florece si decimos que haremos algo, y lo cumplimos. Y si otros hacen comentarios despectivos o insinuaciones sutiles acerca de un amigo, le defendemos.
Pero, si tratamos de controlar la relación, o de manipularla para conseguir lo que queremos, la confianza se verá socavada. He conocido a personas que son tan posesivas y celosas, que no quieren que nadie más tenga amistad estrecha con sus amigos. Tal actitud tiene sus raíces en la desconfianza, lo que finalmente destruye la relación.
El más grande de estos
Estos cinco elementos son esenciales, pero hay algo aun más vital: el amor que mantiene viva una amistad. Cuando pasamos tiempo con una persona, estamos demostrando cuánto la amamos y valoramos. Lo mismo vale en cuanto a ser considerados, transparentes, tolerantes y dignos de confianza. Todas estas acciones le dicen a una persona: “Te amo”. Según 1 Corintios 13.4, 5, el amor es sufrido, benigno, no jactancioso, no se envanece, y no guarda rencor. Cuando dejamos que Cristo viva en nosotros, tales cualidades caracterizarán nuestra vida y nuestras interacciones. Cada amistad se enriquece cuando permitimos que el Señor Jesús sea la tercera persona en la relación. Él nos capacita para ser leales, dignos de confianza y fieles. Si le invitamos a estar presente en nuestras amistades, el Señor nos mostrará la manera en que las puede transformar.
Adaptado del mensaje Amistades en dificultades por Charles F. Stanley.



10 feb 2015

Posted by Refrigerio Bíblico | 3:40 a.m. | No comments
Nuestra intimidad con Dios

Nuestra búsqueda más grandiosa y más gratificante
por Charles F. Stanley


Mantenernos "conectados" se ha convertido en un gran negocio. Los teléfonos celulares, Facebook y Twitter nos dan acceso a amigos, familiares, trabajo y al mundo entero. Pero, ¿cuánto tiempo invertimos realmente creando relaciones significativas cara a cara? Es más, ¿cuánto esfuerzo hacemos para relacionarnos con Dios? ¿Qué clase de relación tiene usted con Dios? ¿Es Él una deidad distante, o su amigo cercano? De una forma u otra, toda persona tiene una conexión con Él, ya sea que lo reconozca o no. Aun aquellos que dicen que no creen en Dios, están ligados a Él simplemente porque los creó. Lamentablemente, la mayoría de las personas de este mundo no tienen ni idea de quién es su Creador.

CREADOS PARA RELACIONARNOS CON DIOS

Sin embargo, el Señor creó al ser humano para que se relacionara con Él. Eso es lo que significa ser hechos a su imagen (Gn 1.26). Nos dio un espíritu que puede comunicarse con su Espíritu. Solamente mire la tierra y los cielos. Aunque Dios es el Creador de todas estas cosas, Él nunca puede relacionarse con una montaña o con una estrella como lo hace con usted. No pudo darnos un honor más alto que el habernos hecho a su imagen.

Pero cuando el pecado entró en el género humano, nos mató a todos espiritualmente y nos alejó de Dios. Nuestros espíritus no pudieron seguir unidos con el Señor en íntima comunión. No obstante, Cristo vino a pagar el castigo por el pecado con su muerte, y ahora todos los que ponen su fe en Él como su Salvador renacen espiritualmente. Su relación con Dios ha sido restablecida por medio de Cristo (Ef 2.1-5).

Sin embargo, el Señor no quiere que nuestra relación con Él se dé por terminada con la salvación; aquí que es donde comienza. Si nos comunicamos con Él solo superficialmente, nos engañamos y obstaculizamos su objetivo supremo de relacionarnos con Él. Aunque este es su deseo para cada uno de sus hijos, muchos creyentes, por desgracia, no viven en la estrecha comunión que Él ha puesto a su disposición.

Podemos ser salvos y tener seguridad eterna y, sin embargo, mantener una relación fría con el Señor. Algunos cristianos muestran poco interés en las cosas espirituales, sin estar conscientes de la poca profundidad de su relación con Dios. Otros están confundidos y frustrados, y se preguntan por qué no escuchan su voz ni sienten su presencia. A pesar de que asisten a la iglesia, leen sus Biblias y oran, Él todavía parece estar muy lejos y desconectado de ellos.

En los últimos años, el término "intimidad con Dios" se ha convertido en una de esas frases que los cristianos introducen en sus conversaciones, pero ¿cuántos de nosotros sabemos en realidad lo que significa? Si yo le pidiera a usted que la describiera, ¿podría hacerlo? Parte del problema es que en nuestra cultura la palabra intimidad se ha convertido en sinónimo de sexo. Pero estamos hablando de una unidad espiritual que no se basa en los sentidos físicos. Dios es espíritu (Jn 4.24), y así es como debemos relacionarnos con Él.

ENTENDAMOS QUÉ ES LA INTIMIDAD CON DIOS

Para ayudarnos a comprender en qué consiste relacionarnos con el Señor, examinemos los escritos de David, a quien la Biblia llama un hombre conforme al corazón de Dios (Hch 13.22). Salmo 63.1-8 da una viva descripción de su absorbente pasión por su Señor.

Anhelo de Dios. El elemento más evidente en este salmo, es una sed y un anhelo por el Señor (v. 1). Cualquier otra búsqueda en la vida parece un seco desierto en comparación con una relación íntima con Dios. Nuestras almas y nuestros espíritus jamás estarán satisfechos hasta que descubramos el gozo de la devoción al Único que puede llenar nuestro vacío (v. 5). La pasión de David tenía, incluso, un elemento físico: "mi carne te anhela" (v. 1). A veces, quienes tienen una relación particularmente estrecha con el Señor, sufren por no tener más de Él.

Sentidos espirituales avivados. El segundo aspecto de la profunda relación de David con Dios, era su capacidad de verlo (v. 2). Uno de los resultados de tal intimidad es el avivamiento de nuestros sentidos espirituales. Al aprender a conocerle más profundamente, "vemos" a Aquel que es invisible. Nuestra comprensión de su naturaleza y de sus caminos aumenta de manera dramática; la Biblia cobra vida y propósito; y una nueva sensación de discernimiento guarda nuestra mente. Junto con esta sensibilidad espiritual viene la clara comprensión de que todo se origina en el Señor, no en nosotros mismos.

Nuevos valores y nuevas prioridades. Pronto nuestra relación con Dios se convierte en lo mejor de nuestra vida, y tiene prioridad sobre todo lo demás (vv. 3, 4). Ninguna otra búsqueda es más valiosa. Todas las posesiones, el poder, los placeres y el prestigio que ofrece este mundo se vuelven vanos después de experimentar la plenitud de conocer al Señor.

Satisfacción y realización personales. Dios se apodera de nuestros pensamientos y de nuestras emociones (v. 5, 6). ¿Recuerda usted lo que se siente estar enamorado? Nadie tuvo que decirle a usted que pensara en su ser amado; sus pensamientos volaban automáticamente a esa persona. Así es como se siente cuando amamos al Salvador. El gozo de estar en su presencia nos satisface como ninguna otra cosa.

Confianza y dependencia. Dios se convierte en nuestro refugio en las tormentas de la vida cuando nos deslizamos debajo de sus alas protectoras y nos aferramos a Él con total dependencia (vv. 7, 8). Quienes conocen la intimidad con Él sienten la seguridad que se tiene cuando se someten a su voluntad. Puesto que conocen el corazón del Señor y confían en su bondad y en su sabiduría, no tienen ninguna razón para temer.

¿Quién no querría tener una experiencia rica y gratificante con el Señor? Pero no sucederá de forma automática o accidental. Pensemos en cómo se desarrollan las relaciones humanas. Las amistades no son instantáneas; deben ser cultivadas con el tiempo. De la misma manera, a la unidad espiritual con el Todopoderoso hay que buscarla de manera diligente.



LLEGAR A CONOCER A DIOS

El primer paso en nuestra búsqueda de intimidad con el Señor es llegar a conocerle —quién es Él, qué hace, cómo piensa, y qué desea. Aunque Dios es invisible e inaudible para nuestros sentidos físicos, una relación íntima con Él se cultiva de la misma manera que las amistades humanas: pasando tiempo juntos, comunicándonos, siendo vulnerables, y compartiendo intereses.

Pasar tiempo juntos. Nunca conseguiremos relacionarnos con el Señor a menos que invirtamos tiempo y esfuerzos para llegar a conocerle. Una relación descuidada simplemente no crecerá en riqueza o profundidad. ¿Está usted demasiado ocupado para pasar tiempo con Él cada día? Si es así, las exigencias apremiantes de su agenda le están robando un grandioso tesoro eterno: la grata y profunda comunión con Dios.

Comunicación de doble vía. La mejor manera de conocer al Señor es a través de la comunicación. Pero nuestras oraciones son a menudo monólogos en vez de diálogos. Venimos a Él con nuestra lista de preocupaciones, pero ¿con qué frecuencia tomamos el tiempo para escuchar su respuesta? Aunque Dios se deleita en escuchar nuestras oraciones, Él también quiere que le escuchemos en quietud.

Puesto que Él nos habla sobre todo por medio de su Palabra, es allí donde más probablemente escucharemos su voz. Trate de interactuar con el Señor, orando mientras lee la Biblia. Medite en sus palabras, y hágale preguntas. "¿Qué me estás diciendo? ¿Cómo se aplica esto a mi vida?" Entonces, esté quieto y escuche, dándole tiempo para que Él hable a su espíritu. Solo recuerde que cualquier cosa que Él diga, nunca contradecirá su Palabra escrita. Cuanto más le escuche, más oirá su voz, y pronto su tiempo con Él se convertirá en su mayor deleite.

Vulnerabilidad. Otro factor importante es nuestra disposición a ser abiertos y honestos, exponiendo al Señor cada área de nuestras vidas. Nadie puede ser forzado a tener una amistad con Dios. En realidad, la profundidad de esta relación está limitada a la extensión de nuestra transparencia con Él. Aunque la respuesta natural es reducir esa vulnerabilidad, tenemos que recordar que Él ya nos conoce por dentro y por fuera, y que nos ama más de lo que podemos entender.

Intereses compartidos. Si queremos crecer en unidad con Dios, debemos aprender a compartir sus intereses. Él siempre está atento a nuestras preocupaciones, pero ¿nos interesan en realidad sus deseos y propósitos? ¿Está usted más interesado en el Señor, o en lo que Él pueda darle? Las oraciones centradas en nosotros mismos, la falta de atención a su Palabra, y las agendas demasiado ocupadas le envían un mensaje al Señor: "¡No estoy interesado en ti!" Si su relación con Dios parece estar estancada, tal vez es porque usted está centrado en sí mismo.



LOS RESULTADOS DE CONOCER A DIOS

Algunos cristianos confunden conocer al Señor con saber acerca de Él. El conocimiento de Dios debe transformarnos continuamente, influir en los demás, y prepararnos para el cielo.

Transformación. Nadie puede relacionarse con Dios, y no experimentar un cambio. Cuando empezamos a entender quien es Él, nuestro amor por Dios crece y nos motiva a una obediencia radical. Nuestras experiencias con el Señor nos enseñan que Él es fiel y confiable. El reconocimiento de la sabiduría y la bondad de sus planes impulsa al sometimiento voluntario a su dirección, y pronto el tiempo con Él se convierte en la mejor parte de cada día. En vez de mirar el reloj, desearemos quedarnos más tiempo con el Señor, porque su presencia satisface nuestras almas como nada más puede hacerlo.

Influencia. Esta clase de pasión por el Señor es contagiosa e influye en los demás. Mi abuelo conocía a Dios íntimamente. Cuando me contaba las cosas que Cristo había hecho en su vida, el deseo de conocer al Señor se apoderó de mí y determinó la dirección de mi vida desde entonces. Hoy la experiencia más maravillosa que puedo tener, es estar delante de Dios, sintiendo la unidad entre su Espíritu y el mío.

Preparación para el cielo. Algún día, cada creyente tendrá un encuentro con el Señor. ¿Será Él un extraño para usted? La mayor inversión que podemos hacer en esta vida es la búsqueda sincera de una profunda relación personal con Él. Las recompensas terrenales son mayores que cualquier otro sacrificio, pero el tesoro que nos espera en el cielo es inimaginable. La vida eterna comienza en el momento que somos salvos. Nuestra vida eterna es ahora. No esté a la espera del cielo; conozca a su grandioso Señor hoy.



Preguntas para más estudio
  • ¿Cómo caracteriza el Señor Jesús a la amistad, en Juan 15.13-15? Si queremos ser considerados sus amigos, ¿qué debemos hacer? ¿Qué "información privilegiada" revela Cristo a sus amigos.
  • Según Juan 14.23-26, ¿qué debemos hacer con la información que el Señor Jesús nos da? ¿Quién nos ayuda a entender lo que Él dice? ¿Cómo es descrita la intimidad con el Señor en el v. 23?
  • Lea Salmo 63.1-8. ¿Qué hace David para comunicarse con Dios? ¿Qué emociones experimenta él por su unidad con el Señor? Note cómo se enternece el alma de David por su relación con el Señor (Vea las referencias a "mi alma").
  • Según Filipenses 3.7-14, ¿cuál era la mayor búsqueda de Pablo en la vida? ¿Qué tan satisfecho estaba él con su relación con Cristo? En comparación con esto, ¿qué valor daba a todo lo demás?
  • La íntima relación de Pablo con Dios se evidencia en 2 Corintios 12.7-10. ¿Qué revela su respuesta a las dificultades en cuanto a su grado de confianza en el Señor? ¿Qué actitud era posible por su confianza en los buenos propósitos de Dios?

7 feb 2015

Posted by Refrigerio Bíblico | 3:35 a.m. | No comments

El sometimiento a Dios

Pregunte a la mayoría de los creyentes si les gustaría cumplir con la voluntad del Señor, y le dirán que sí. Pero, para ser la persona que Él nos llama a ser, debemos someter nuestra voluntad a la suya. Eso significa decirle a Dios que estamos dispuestos a dejar que nos despoje de nuestra egolatría. Aunque para ello, envíe dolor y sinsabores, ya que esa es una manera segura de que le prestemos atención.
Someter nuestra voluntad al plan superior de Dios, hace que ella deje de ocupar el trono de nuestra vida, permitiendo que el Espíritu Santo tome ese lugar que es legítimamente suyo. Después, cuando Él elimine todo lo que esté obstruyendo nuestra perspectiva, seremos transformados y comenzaremos a reconocer la obra de Dios en nosotros; experimentaremos libertad de los objetivos egoístas y de las cosas terrenales, como el dinero y las relaciones impropias; y entenderemos y apreciaremos lo que significa conducirnos bajo su poder y su autoridad. Y además, quienes nos rodean verán los efectos de la actividad de Dios en nosotros.


Un creyente lleno del Espíritu sabe cómo amar y ser amado; cómo conservar la paz y el gozo, aun en los tiempos difíciles; y cómo dar a los demás una segunda oportunidad. El creyente sabe, también, cuando someterse. Este no es un paso fácil, se requieren valentía y paciencia, ya que aprender el sometimiento es un proceso que dura toda la vida. Pero la recompensa de Dios —una llena del Espíritu Santo que atraerá a los demás a Jesucristo— bien vale la pena para renunciar a los intereses egoístas.

Fuente: www.encontacto.org


6 feb 2015

Posted by Refrigerio Bíblico | 4:10 a.m. | No comments
Paz y protección en las tormentas de la vida

Leer | Juan 14.27

Las tormentas emocionales pueden ser tan difíciles de manejar como las físicas. La tristeza, el temor y la preocupación pueden producir en nosotros una gran agitación.

Para ayudarnos en los momentos difíciles de la vida, Dios nos da su protección y su paz. Pero eso no significa que dejaremos de tener problemas. El Señor Jesús permitió que los discípulos sintieran temor y angustia mientras navegaban en un mar turbulento. Lo permitió porque quería enseñarles a reconocer lo impotentes que eran y la necesidad que tenían de Él.

La paz de Dios no depende del aquietamiento de nuestras circunstancias o de la eliminación de las presiones externas. Tampoco significa la ausencia de conflicto. La paz prometida viene de tres maneras:

Primero, el Señor Jesús mismo se convierte en nuestra paz. Por su muerte, Él nos ha reconciliado con el Padre, y ya no somos sus enemigos (Ro 5.1). En Dios, podemos estar tranquilos. Segundo, cuando nuestra relación con el Padre es buena, podemos vivir en paz con nuestro prójimo (Ef 2.14). Por medio del Señor, tenemos el poder de decidir perdonar, de no guardar un registro de agravios, y de demostrar amor a las personas que nos rechazan. Tercero, la obra transformadora del Espíritu Santo nos capacita para experimentar una sensación de tranquilidad interior cada vez mayor (Fil 4.7).

El Padre celestial nos dará lo que necesitemos espiritualmente, tanto para salir adelante con paciencia, como para fortalecer nuestra fe en Él. ¿Qué retos enfrenta usted? ¿Está utilizando lo que Dios ha provisto?

Fuente: www.encontacto.org

Bookmark Us

Delicious Digg Facebook Favorites More Stumbleupon Twitter