Más que un conocido
Aunque el Señor es eterno, inmortal e invisible, sí es posible tener una relación real con Él.
Muchos cristianos ven a la Cena del Señor o comunión como el simple rito de compartir el pan y el vino (o el jugo de uvas) en conmemoración de la muerte del Señor Jesús en la cruz. Sin embargo, esta ordenanza significa mucho más que eso.
Charles Henry Mackintosh, el teólogo irlandés del siglo XIX, escribió: “La comunión con Dios es el gran secreto del poder del creyente, y es, por tanto, de suma importancia que entienda clara y nítidamente lo que ella significa y en lo que consiste”.
Es posible tener compañerismo —o comunión con Dios— ya que Él mismo nos invita a cultivar esa relación. La Sagrada Escritura dice que desde la creación de Adán y hasta la eternidad inconmensurable, Dios desea tener comunión con sus hijos.
Pero la vida en el siglo XXI es ajetreada. Algunas personas escasamente logran establecer relaciones duraderas con sus seres queridos. ¿Cómo, entonces, podemos tener compañerismo con Dios cuando no podemos percibirlo con nuestros sentidos? He aquí algunas sugerencias:
• La oración es probablemente la manera más evidente de conectarse con el Señor. Centenares de versículos de la Biblia contienen la palabra “orar” o una variante de ella. Versículos como Mateo 26.41, 2 Crónicas 7.14 y Santiago 5.16 enseñan que la oración es un poderoso recurso que nos permite acercarnos a Dios en arrepentimiento, adoración, petición y acción de gracias. Además de protegernos de tentación y confusión.
• El ayuno, acompañado de la oración, puede ser una manera eficaz de enfocar nuestro corazón y nuestra mente en el Señor, y también en las preocupaciones concretas que requieren atención inmediata (Mt 6.16-18).
• La lectura de la Biblia es una manera de escuchar lo que Dios quiere decirnos. Las relaciones saludables implican dar y recibir; la comunicación debe ser más que una lista de peticiones que la otra parte deba satisfacer. Al escudriñar las Sagradas Escrituras y hablar con el Señor, le invitamos a que hable a nuestras circunstancias. Un destello de lo que hay en el corazón y la mente de una persona es un privilegio en cualquier relación, pero de beneficio inconmensurable cuando esa otra persona es Dios. Saber lo que es importante para Él nos ayuda a crecer en obediencia, evitar las trampas del enemigo, y convertirnos en testigos de Cristo (Sal 119.105; Jn 14.23; 2 Ti 3.16).
• Estar quietos en la presencia de Dios, sobre todo cuando nos sentimos ansiosos, puede parecer difícil, porque sentarse en silencio y no hacer nada contradice nuestra lógica. Pero es en medio de nuestro silencio que podemos escuchar la voz de Dios (Sal 46.10), pues el Espíritu Santo intercede por nosotros y nos ayuda en los momentos de debilidad (Ro 8.26).
• La meditación nos ayuda a reflexionar en la Palabra para que ella penetre profundamente en nosotros, y así contemplemos la grandeza de Dios y sus obras (Jos 1.8; Sal 119.27, 97, 148; 143.5).

• La adoración colectiva es una de las maneras que tenemos los cristianos de estar en comunión con el Señor, y al mismo tiempo de estimularnos entre hermanos (He 10. 24, 25). En algunas iglesias, la frase parece haber tomado el significado de cantos durante el servicio, cuando la adoración verdadera tiene que ver con la actitud del corazón y con el deseo de conectarnos con Dios.
• La sumisión y la obediencia a Dios no son solamente medios para relacionarnos con Dios; son también resultado de ellas (Jn 14.23; Stg 2.14, 26). Nuestras obras no nos salvan, pero sí dan testimonio de nuestra fe en Cristo (Mt 5.16).
REFLEXIONE
• ¿Qué dicen los pasajes bíblicos mencionados en cuanto al concepto de la palabra comunión? ¿Hay aspectos en su relación con Dios que necesitan más atención de la que les ha estado dando?
• Es fácil quedar atrapado en el torbellino de las actividades y responsabilidades terrenales, y relegar el tiempo a solas con Dios a unos minutos al final del día o de la semana. Puede ser particularmente tentador justificarnos si lo que está consumiendo nuestro tiempo y atención está relacionado con la obra del Señor. Pero la Biblia nos advierte que no debemos permitir que las preocupaciones carnales gobiernen nuestras mentes (Ro 8.7). Proverbios 3. 9, 10y Mateo 6.33 nos recuerdan que Dios nos bendice cuando le damos a Él el primer lugar.
RESPONDA
¿Cuáles son algunas maneras prácticas de aplicar lo aprendido en este estudio? Si la idea de sacar tiempo extra para Dios le parece difícil, pídale que aumente su hambre de Él y de su Palabra.
Haga un inventario mental (o escrito) de las prioridades que luchan por su atención. Decídase a eliminar cualquier cosa que obstaculice, en vez de mejorar, su comunión con Dios.
REEXAMINE
• Si usted quiere tener una experiencia más personal con Dios, trate de leer Salmo 119. Por tener 176 versículos, este pasaje puede tomar tiempo para leer, pero también puede ayudarnos a crecer en el conocimiento del Señor. El capítulo está dividido en 22 segmentos. Durante los próximos once días, lea dos segmentos diariamente. Léalos despacio, medite en sus palabras, y hágalos su oración.
• Genere otras ideas propias de cómo tener comunión con Dios (que no sean las que hemos mencionado), y póngalas en práctica. Si le sirve de ayuda, comparta con un hermano en Cristo su meta para que le sea de apoyo, y así éste le ayude cuando se sienta desanimado.
Fuente: www.encontacto.org
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