15 ago 2014

Posted by Refrigerio Bíblico | 01:38 | No comments
Por: Dr. Félix Muñoz

D) LA REVELACION DIVINA

La Biblia tiene como objetivo y propósito el ser la revelación del ser, las obras y el programa de Dios. Que un Dios infinito buscase el revelarse a sí mismo a sus criaturas, es razonable y esencial para el cumplimiento de los propósitos de Dios en la creación. Es, por otra parte, natural que los seres racionales intenten saber algo respecto al Creador que les ha dado vida. Si el hombre es el más alto orden de las criaturas, que tiene la capacidad de reconocer y tener una intima comunión con el Creador, es, por tanto, también razonable esperar que el Creador se comunicase con sus criaturas, revelándoles su propósito y su voluntad. Hay tres vías de máxima importancia y que han sido utilizadas por Dios para revelarse a sí mismo.

1. La revelación de Dios en la creación. El poder eterno y el carácter de Dios se revelan por las cosas que han sido creadas (Ro. 1:20). El mundo de las cosas naturales, siendo una obra de Dios, muestra que Dios es un Dios infinito en poder y sabiduría y que ha diseñado y creado el mundo físico para un propósito inteligente. La revelación de Dios mediante la Naturaleza, sin embargo, tiene sus limitaciones,al no aparecer claramente manifestado el amor y la santidad de Dios. Mientras que la revelación en la Naturaleza es suficiente para que Dios pueda juzgar al mundo pagano por no adorarle como su Creador, no revela un camino de salvación mediante el cual los pecadores puedan ser reconciliados con un Dios santo, sagrado.

2. Revelación en Cristo. Una suprema revelación de Dios fue suministrada en la persona y la obra de Cristo, que nació en su debido tiempo (Gá. 4:4). El Hijo de Dios vino al mundo para revelar a Dios a los hombres en términos que pudiesen comprender. Por su llegada como hombre mediante el acto de la encarnación, los hechos relacionados con Dios, que de otra forma hubiesen sido muy difíciles para la comprensión humana, se trasladan al limitado alcance de la comprensión y el entendimiento humanos. Así pues, en Cristo, no sólo se revela el poder y la sabiduría de Dios, sino también su amor, la bondad divina, su santidad y su gracia. Cristo declaró: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Jn. 14:9). En consecuencia, el que conoce a Jesucristo, también conoce al Dios Padre.

3. La revelación en la Palabra escrita. La Palabra escrita de Dios es capaz, sin embargo, de revelar a Dios en términos incluso más explícitos de los que puedan ser observados en la persona y obra de Cristo. Como previamente se ha demostrado, es la Biblia la que nos presenta a Jesucristo tanto como el objeto de las profecías, como en su cumplimiento. Con todo, la Biblia va aún más allá; dando detalles respecto a Cristo, muestra el programa de Dios para Israel, para las naciones, así como para la iglesia, y trata de muchos otros temas de la historia del género humano y del universo. La Biblia no sólo presenta a Dios como su tema fundamental, sino que también nos muestra sus propósitos. La revelación escrita lo incluye todo en sí misma. Expone de la forma más clara y convincente todos los hechos que conciernen a Dios y que están revelados en la Naturaleza, y proporciona el único registro que atañe a la manifestación de Dios en Cristo. También se extiende la divina revelación en grandes detalles que se relacionan con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, los ángeles, los demonios, el hombre, el pecado, la salvación, la gracia y la gloria. La Biblia, pues, puede ser considerada como el complemento perfecto de la divina revelación de Dios, parcialmente revelada en la Naturaleza, y más plenamente revelada en Cristo, y revelada completamente en la Palabra escrita.

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